Por Juan C. de la Cruz (PhD)
A menudo oímos a la gente quejarse por lo complicado de los tiempos en que vivimos. Cualquiera que no tiene un buen trasfondo cultural sobre la historia de la humanidad pensaría que vive los peores momentos de la historia.
¿Sabías que en asuntos relacionados con seguridad ciudadana, derechos individuales, respeto de fronteras, libertades religiosas, etc., nuestros días son posiblemente los mejores de toda la historia?
En este artículo no solo ponemos en perspectiva los acontecimientos regulares detrás del Magno Evento del nacimiento de Jesucristo, sino que hacemos un cuadro de cómo era el mundo en los días en que nació nuestro Señor. Era un mundo cruel, con circunstancias socio-políticas inhumanas, cargadas de intrigas e injusticias de toda clase. ¡Posiblemente te sorprendas!
Aquí te entrego las circunstancias reales de aquel día gloriosos en que nuestro Salvador nació.
“Aconteció en aquellos días, que se promulgó un edicto de parte de Augusto César, que todo el mundo fuese empadronado. 2Este primer censo se hizo siendo Cirenio gobernador de Siria. 3E iban todos para ser empadronados, cada uno a su ciudad. 4Y José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David; 5para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta. 6Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. 7Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón”. (Lucas 2.1-7)
LAS ESCENAS DETRÁS DEL TELÓN
Acto 1:
- Un Ángel (Gabriel) irrumpe en la escena de la historia. Llega a la provincia romana de Galilea, a una ciudadela llamada Nazaret, una región limítrofe de las antiguas tribus israelitas de Neftalí, Zabulón, tierras proféticas. (Isaías 9.1; Mateo 4.15).
Habiendo llegado el Ángel a aquella barriada insignificante, entró a una casa humilde y de ninguna estima, y encontró a una jovencita humilde y sola, que a menudo pasaba por desapercibida.
- El Ángel, al irrumpir la privacidad de una jovencita llamada María, saluda…
“¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres”. (Lucas 1.28b)
- La jovencita se queda absorta y asustada porque un hombre la abordó, y con tan extraño saludo…
“Mas ella, cuando le vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería esta”. (Lucas 1.29)
- El Ángel anuncia su misión y cometido…
“Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. 31Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. 32Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; 33y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin”. (Lucas 1.30-33)
- La señorita indaga sobre el cómo de lo que acababa de escuchar…
“Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón”. (Lucas 1.34)
- El ser angelical le explica el plan de Dios…
“Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios. 36Y he aquí tu parienta Elisabet, ella también ha concebido hijo en su vejez; y este es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril; 37porque nada hay imposible para Dios”. (Lucas 1.35-37)
- La humilde doncella acepta la proposición de Dios a través del Ángel…
“Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia”. (Lucas 1.38)
Acto 2:
En el segundo acto de esta historia la señorita María sale corriendo a confirmar lo que se le había anunciado. Sale de Galilea a visitar su parienta Elizabet (que era de las hijas de Arón, es decir, de las descendientes de Arón), quien vivía en una ciudad de la región montañosa de la provincia de Judea.
Entre oraciones, cánticos y profecías le es confirmado a la doncella, de parte de Dios, tanto vía su parienta cercana Elizabet, como por vía del sacerdote de la orden de Abías, esposo de Elizabeth, Zacarías. Una pareja justa y de andar irreprensible delante de Dios. (Lucas 1.6).
Acto 3:
Entre tanto se concreta el proceso de gestación del niño Dios en el vientre de María, que iba a nacer conforme lo dicho por Dios a través del Ángel… ¡Ta, ta, tan! Se consuma físicamente la prueba que le había dado el Ángel a la doncella. ¡Pisssss, pisssss, pisssss! Con bombos y platillos, algarabía, trompetas y expectación… Se abre el telón al público y nace Juan, el hombre más grande de la historia a la vista de Dios, quien sería el que allanaría el camino del Mesías que estaba por hacer su entrada triunfal, aunque en el bajo perfil y detrás del telón.
EL MOMENTO HISTÓRICO OPORTUNO
“En los días de Herodes, rey de Judea, hubo un sacerdote llamado Zacarías, que pertenecía a la división sacerdotal de Abías. (Lucas 1.5). En aquellos días, fue promulgado un edicto por César Augusto que se levantara un censo en todo el mundo [romano]. Este, el primer censo, fue hecho mientras Cirenio era gobernador de Siria”. (Lucas 2.1-2)
En la realidad histórica, los personajes del bajo perfil, detrás del telón, son: El Ángel Gabriel, el enviado especial de Dios en asuntos de profecías mesiánicas, Zacarías, que era sacerdote de la orden de Abías; Elizabet, su esposa, que era de las descendientes de Aron; María, la que vendría a ser la madre del Salvador; José, el padre legal del Mesías, de la descendencia de David, comprometido para casarse con María, quien, de hecho, se casó, aunque tuvo la firme decisión de abandonarla secretamente; la gente de la región montañosa de Judea; la gente de Galilea; posteriormente los pastores y los dos familiares que nacería, Juan y Jesús.
En el alto perfil, y puestos en el escenario, estaban: Augusto Cesar, el gran emperador Romano de turno (el primero de todos los emperadores de Roma), Cirenio (o Quirino), el gobernador de la provincia de Siria; Herodes, el rey de la jerarquía de Judea y las regiones circunvecinas (Idumea, Perea, Samaria, Decápolis).
AUGUSTO CESAR, EL EMPERADOR ROMANO
Cayo Julio César Octavio Augusto (63 a.C.–14 d.C.), nació en Roma el 23 de septiembre del año 63 a.C., hijo de Cayo Octavio y Atia, sobrina de Julio César, fue el primer emperador de Roma (27 a.C.[1]–14 d.C.), restauró la unidad y puso en orden el gobierno romano tras casi un siglo de guerras civiles, tramas e intrigas bochornosas internas. Reinó durante un periodo de paz, prosperidad y desarrollo cultural conocido como la ‘era Augusta’ o la ‘PAX ROMANA’. César había estado tan orgulloso de su sobrino Octavio que lo presentó en el Colegio de Pontífices (sacerdocio principal romano) a la edad de dieciséis años. Cuando César fue asesinado (44 a.C.), Octavio estaba en Iliria, sirviendo en el Ejército; a su regreso a Italia, se enteró de que era el heredero adoptivo de César. Posteriormente Octavio tomó el nombre de Cayo Julio César.[2]
¿Cómo llegó Cayo Augusto al Poder?
El asesinato de César sumió a Roma en la confusión. Octavio decidió vengar a su padre adoptivo y asegurar su propio rango, y rivalizó con Marco Antonio, compañero ambicioso de César, por el poder y el honor. Tras algunas escaramuzas políticas y militares, durante las cuales Marco Antonio estuvo en los Alpes, Octavio fue nombrado senador y más tarde cónsul, y reconoció la necesidad de hacer las paces con su rival. A finales del año 43 a.C. ambos, junto con el aliado de Marco Antonio, el general Marco Emilio Lépido, formaron el conocido segundo triunvirato para dirigir las provincias romanas. La alianza fue ratificada por una proscripción de gran amplitud, en la cual sus oponentes, incluidos 300 senadores y 200 caballeros, fueron asesinados. Entre ellos se encontraba el viejo orador Cicerón.
Después de que Octavio y Marco Antonio empezaran una campaña contra los líderes del asesinato de César Marco Junio Bruto y Cayo Casio Longino, estos últimos se suicidaron en el 42 a.C., tras su derrota en Filipos (Macedonia). Aproximadamente en el 40 a.C. se repartieron el control del mundo romano entre ellos. Octavio dirigía la mayoría de las provincias occidentales, Marco Antonio las orientales y Lépido África. Aunque Marco Antonio y Octavio estaban en conflicto por el control de Italia, solucionaron sus diferencias y en el 37 a.C. Octavio entregó a su hermana Octavia en matrimonio a Marco Antonio. En el 36 a.C., Pompeyo Sexto, hijo de Pompeyo Magno y el último oponente importante al triunvirato, fue eliminado. Entonces Octavio echó a Lépido del poder, mientras Marco Antonio estaba en Oriente luchando contra los partos.
Finalmente, el triunvirato fue disuelto cuando Marco Antonio devolvió a Octavia a Roma y poco después se casó con Cleopatra, a quien César había establecido como reina de Egipto. Mediante el reconocimiento de Cesarión (Tolomeo XV), hijo de ésta y de César, como su codirigente, Marco Antonio amenazó la posición de Octavio como sucesor único de César y no se pudo evitar la guerra. Octavio derrotó al ejército conjunto de Marco Antonio y Cleopatra en la batalla de Accio en el 31 a.C.; al año siguiente Marco Antonio y Cleopatra se suicidaron. Cesarión fue asesinado. En el 29 a.C. Octavio regresó a Roma triunfalmente como único dirigente del mundo romano.[3] Dos años después (27 a.C.) de todas estas intrigas y tramas, Octavio fue confirmado por el senado como «emperador» y «Augusto[4]». La república continúo como tal hasta que en el año 23 a. C. el poder tribunicio y el imperium militar (o mando supremo) fueron revestidos con la autoridad real. Aunque Italia y las provincias aledañas continuaron siendo gobernadas a modo de república y en paz.
EL REY HERODES
Augusto empezó a tener relación con Palestina a la derrota de Marco Antonio, quien había sido apoyado por Herodes. En contra de todo lo esperado, trató bondadosamente a Herodes, lo confirmó como rey, y añadió Samaria y Gadara a sus dominios. Herodes dio una lealtad sin límites a Augusto, y erigió en su honor un templo de mármol blanco en Cesarea de Filipos. Murió en el año 14 d.C.
Augusto Cesar organizó el imperio de tal forma, que ayudó en gran manera a los que más adelante se encargaron de diseminar el evangelio. Eso y el empadronamiento que ordenó poco antes del nacimiento de Jesucristo (2:1), el mismo que forzó a José y a María a viajar a Belén, ilustran muy bien Proverbios 21.1, “Como el repartimiento de las aguas, así está el corazón del rey en la mano de Jehová; a todo lo que quiere lo inclina”.[5]
CIRENIO, GOBERNADOR DE SIRIA
Este, el primer censo, fue hecho mientras Cirenio era gobernador de Siria. Es claro que el sentido es que el sistema de empadronamientos periódicos se puso en acción por primera vez cuando Cirenio era gobernador de Siria.[6]
En este punto surgen dos dificultades, las dos relacionadas con la fecha 8 a.C. La primera tiene que ver con 8 a.C. y Cirenio; la segunda con 8 a.C. y Jesús.
En cuanto a la primera dificultad, ¿no es verdad que según Josefo (Antigüedades XVIII.1) Cirenio fue gobernador de Siria no en 8 a.C. sino en 6 d.C., cuando “llegó… para hacer una tasación”, y cuando un cierto Judas (cf. Hch. 5:37) instigó una rebelión?
Respuesta: Inscripciones descubiertas por William Ramsay muestran que Cirenio fue “gobernador” en Siria tanto antes como después del nacimiento de Jesús, aunque no necesariamente en el mismo sentido cada vez.[7] En realidad, con breves interrupciones, Cirenio tuvo el cargo de gobernador militar o comandante en jefe en Siria desde 12 a.C. hasta 16 d.C.[8]
ASÍ PASÓ TODO, Y ASÍ NACIO EL MESÍAS
Lo más llamativo de esta historia detrás del telón es que nada más y nada menos, ¡señoras y señores!, El Señor de la Gloria, Jesús nazareno, nació durante el reinado de ese primer emperador romano de la historia Cayo Julio César Octavio Augusto, siendo Herodes el Grande (Idumeo-judío) rey de la jerarquía de Judea y zonas aledañas, que luego se dividirían entre sus descendientes. El nacimiento de Jesús aconteció en algún momento entre los años 6-3 a.C., la primera vez que Cirenio fue gobernador de la provincia romana de Siria.
Como establece el evangelista Lucas, toda la historia de Jesús fue investigada con diligencia por los escritores de segunda mano, cual el mismo Dr. Lucas. Pero los relatos de los testigos oculares son abundantes al relatar la verdadera historia del Mesías. Por tal razón, distinguido amigo y amado hermano, no hay excusa que valga para no creer en el mesías por razón de la veracidad histórica de su data, y por tanto de tal personaje que trastornó la historia, Jesús. De hecho, lo que hemos mostrado en este escrito es que se documentó con una impresionante cantidad de detalles, no solo el nacimiento (que no lo tocamos aquí), sino, incluso, todo el panorama prenatal.
El nacimiento de Jesús fue así. Ojalá y el mismo Cristo, que como dicen algunos, es el espíritu de la Navidad, tal cual es “el espíritu de la profecía”, encuentre lugar en tu corazón. Cual fascinante y sobrenatural es la historia del nacimiento de Jesús, igual será tu nueva vida si el llegare a hacer morada en tu corazón. Y cual tan real es la información histórica que rodea el evento del nacimiento, igual de real vendrá a ser la Palabra de Dios para dirigir tus pasos, si Jesús halla lugar en tu corazón.
Amados en Cristo, nuestra relación personal con Jesús es gratificante y una fuente de vida y gozo per se. Cuanto más gratificante es el saber que la historia no tiene ni una pisca de elementos mitológicos envueltos, como podría parecer a primera vista; sino que se trata de una historia muy sólidamente asentada en los registros más confiables de todos los tiempos. Eso implica que Dios pensó en nosotros. Algunos aceptamos la información sin escrutinio, otros somos extremadamente cuidadosos y meticulosos con las cosas que aceptamos. He aquí una historia verdadera de extrema confiabilidad.
FUENTES BIBLIOGRÁFICAS
- Fue único gobernante desde el 30 a. C. cuando Marco Antonio y Cleopatra fueron derrotados en Egipto por el ejército de Octavio ↑
- Microsoft ® Encarta ® 2007. © 1993-2006 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos. ↑
- Microsoft ® Encarta ® 2007. © 1993-2006 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos. ↑
- Santo o consagrado, lo cual más tarde se convirtió en un sinónimo de “emperador”. ↑
- Platt, Alberto T.: Estudios Bı́blicos ELA: Verdadero Hombre, Verdadero Dios (Lucas Tomo I). Puebla, Pue., México : Ediciones Las Américas, A. C., 1993, S. 32. ↑
- Al poner la palabra censo (o empadronamiento) en lugar de tasación (en Lc. 2:2) se lee “Este censo fue hecho primero cuando Cirenio (o Quirinio) era gobernador de Siria”, lo cual es una buena traducción de diversas versiones castellanas. Es incorrecto: “Este fue el primer censo que se hizo mientras Cirenio era gobernador de Siria”, como si Lucas estuviera mirando hacia adelante y dijera: “De los dos censos hechos mientras Cirenio era gobernador de Siria este fue el primero; el mencionado en Hch. 5:37 fue el segundo”. La redacción del texto en el original, muestra que Lucas no está mirando al futuro, sino atrás a un tiempo cuando aún no había censos. Esta es la interpretación de L.N.T. (A. y G.), p. 733.Otro punto de vista dudoso es aquel según el cual Lucas estaría diciendo: “Este primer censo no ocurrió sino hasta [el año 6 d.C., cuando] Quirinio era gobernador de Siria”. Aunque esto elimina la necesidad de poner dos censos bajo Cirenio, no armoniza con el contexto inmediatamente siguiente: “E iban todos para ser empadronados… José también subió a Belén… para ser empadronado con María … Y mientras estaban allí, ella dio a luz”, etc. Además es difícil ver cómo esta interpretación se puede reconciliar con la redacción del texto griego. Esa objeción también vale con respecto a la traducción de F. M. Heichelheim en An Economic Survey of Ancient Rome, editado por T. Frank, Vol. IV, Baltimore, 1938, p. 161, a saber, “Este censo fue el primero antes del realizado bajo la prefectura de Quirinio en Siria”. ↑
- Véanse más detalles en las obras de Ramsay y de Robertson mencionadas ya (nota ), especialmente Ramsay, Was Christ Born at Bethlehem?, p. 109; Robertson, Luke the Historian, p. 128. ↑
- F. W. Danker, op. cit., p. 23. La declaración de Tertuliano (Contra Marción, Libro IV, cap. 19) que en Judea el censo fue tomado por Sencio Saturnino tiene poco peso. Relaciona este censo con el hecho relatado en Mt. 12:46–50 y hasta se contradice a sí mismo, cuando en otra parte da una fecha completamente distinta para el nacimiento de Cristo. Véase The Ante-Nicene Fathers, Grand Rapids, 1951, Vol. III, p. 378, nota 3. ↑
- La fotografía de la portada fue tomada de: https://images.app.goo.gl/R6KbDT3taqGRKFVr6
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